miércoles, 8 de diciembre de 2010

El dolor de un adios

Adios mi vieja querida, me enseñaste tantas cosas, pero la principal, me enseñate a vivir y a perseverar en la vida, en eso tu si que eras un ejemplo, cada vez que podias me decias, estudia y en eso estoy, cumpliendo tus enseñanzas. Fuiste una persona buena, intente recordar algún momento malo contigo y me fue imposible. Fuiste una buena mamá, una buena abuela y por sobre todo una buena compañera. Gracias Emperatriz Sepulveda, por cada una de las cosas que me inculcaste. Mas que recordarte para siempre, te llevaré en mi corazón toda la vida. Gracias por todo Betty mi vieja chica, te amo. Descansa en paz como te lo mereces
Tu nieto Harold

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